martes, 22 de septiembre de 2015

Las Fotos perdidas. (Inundación de 2013)



            Nostalgia de un pasado, de cosas compartidas. Recuerdos de una vida, que no regresarán. Caritas pisoteadas de hijos y de nietos, perdidas en el barro de la fatalidad. Yo con vestido blanco, vos con un traje oscuro, saliendo de la iglesia, ¡con que felicidad!
            Se me van de las manos, el agua se las lleva. Camino en agua y barro, no las puedo alcanzar…

            Todo se fue tan rápido, ya no tengo pasado. El presente es incierto. El futuro… ¡que mas da!

¿Por qué?

TENDRIA QUE VIVIR MIL VIDAS,
PARA PODER ENTENDERTE
NAVEGAR MARES Y RÍOS,
RECORRER SENDAS Y MONTES.
YO ME PIERDO EN TU MIRADA,
TAN LEJANA TAN DISTANTE
SIN SIQUIERA COMPRENDER

POR QUE DEJASTE DE AMARME.

Abrazo de la naturaleza.

Salimos de la cabaña sabiendo que en dos horas comenzaría a aclarar, a medida que avanzamos comienzo a sentir en mi cuerpo el cálido abrazo del sol, mi piel lo recibe con agrado, siento como si de golpe quisiera olvidar el gélido período que hemos recorrido, ésta demostración de protección se torna maternal  y me regocijo en ella, la luminosidad del día, hasta enceguecer mis ojos, no hay nubes, el cielo tan diáfano recibe a su Rey con todos los honores, parece decirle ilumina sol, yo te ofrezco toda mi inmensidad para que te luzcas, con tu presencian la semilla explotaré, los árboles se cubrieron de hojas, trayendo consigo los frutos benditos, las flores llegaran de mil colores, como si fuera la paleta del pintor, deseoso de plasmar en su cuadro, ese despliegue de  sensaciones maravillosas, el universo todo entrará en movimiento , como queriendo dejar detrás de si la inactividad del estío, mi mente se alborota, sé que en otros lugares esto no sucederá pero bueno por aquí será así.
Los deshielos harán que los ríos tomen nuevos bríos, y en su danza ondulante recorrerán la campiña dejando a su poso, olivares repletos de frutos y viñedos reverdecidos, los sarmientos nuevos traídos de lejanos lugares, nos darán el placer de saborear frutos nuevos.
Mi corazón late al ver la alameda brotada, un árbol al lado del otro bordeando el camino. Me imagino al general de la patria marchando rumbo a la gran epopeya, pisando este suelo, recorriendo sus senderos.

Empieza a divisar algunos turistas, que boquiabiertos admiraban el paisaje, cuanto despliegue de vida, comienza el movimiento, el motor está en marcha es cuestión de que andemos. 

Sin título.


Tus manos recorren sus líneas sensuales
Haces que suene fuerte
Su gemido largo,
La acaricias, la abrazas
La mimas, la recorres
La acurrucas sobre tu corazón.
“Madera que gime
madera que late”
dice la canción.
Tu guitarra amigo
Es todo tu amor.

La Vida.



Por los polvorientos senderos de mi vida
Se desliza el carruaje de mis emociones.

Transportando en su interior:
Alegrías,
                Amores,
                                    Tristezas.

Quimeras no vividas
                                                                Recuerdos….
Solo recuerdos……


Nilda Torrico

Taller de Patricia Cotto

Hombre Niño.


                                   Jangadas cargadas de yerba y de trigo
                                   Recorren las aguas de aquel bravo río.
                                   Colores brumosos, naranjas, dorados
                                   Son dulces recuerdos, ya casi olvidados.

                                     Versos y poemas, amores, canciones,
                                     Las aguas del río reflejan, colores.
                                     Río nostalgioso, río de recuerdos,
                                     Río de guitarras que lloran amores.

                                     Amores del alma, recuerdos, canciones…
                                     Momentos felices, desbordan amores.
                                     Amores de un hombre que lleva guardado
                                     Cariños de abuela ya nunca olvidados.

                                     Hoy quiero volverte a ver oh río de mis recuerdos.
                                     Para poderte mostrar, este amor que hoy yo tengo.

                                     Hoy quiero volverte a ver oh río de mis recuerdos.

                                     Para poderte mostrar, este amor que hoy yo tengo

A lo largo de la vida.

A lo largo de la vida ,vamos acumulando muchas cosas, penas,  alegrías, tristezas, nostalgias,  amores , momentos que un día fueron todo en nuestra vida .hoy por distintos  motivos ,tan solo son recuerdos  .Como desgastan nuestro ser todas esas cosas .¿Para que recordar  lo que tanto daño nos hace .El cuerpo se cansa y quedamos sin fuerza .quiero tratar de no mirar para atrás ,si me amaron o ame ,que el recuerdo no sea triste quiero ponerlo en el lugar más bello de mi ser  tratare de reinventarme una nueva vida ,quiero tener sueños y esperanzas nuevas, quiero tener un futuro mejor ,nuevas experiencias  , lindas o tristes ,no sé ,lo que si se  ,que con ellas comenzare a recorrer nuevos senderos y volveré a llenar el vacío de mi vida . Tratare de no llorar las tristezas de los sueños rotos, ventilare mi  corazón, y dejare que viento  se lleve  las penas del alma.  

Tierra Herida

                              Sangre que recorre el cauce de la tierra herida,
                              Hendidura  incurable del oscuro suelo,
                              Tierra, polvo, barro, nada
                              Suplica implacable de los infieles
                              Macabro aviso, la muerte llega
                              Y el aborigen, cabeza gacha
                              Recorre el desierto
                              Con dolor en el alma


Poemas

Esperanza:

Las heridas del cuerpo
siempre dejan huellas,
las heridas del alma
no se ven, se sufren,
te duelen, te destruyen
pero las recompones
y vuelves a vivir.

Nocturno:

De estrella en estrella salto
hasta llegar a la luna
voy dejando recuerdos
transitando así el pasado.

Dentro de la luna está
eso que yo estoy buscando
volver a verte otra vez
y sentirte aquí a mi lado.


Luna, lunita

no me quites ese anhelo
que no te esconda esa nube
no dejes de encender el cielo.



Tarde de verano

Tomados de la mano
bajo un cielo de rojos y violetas.
¿En qué momento te fuiste sol
llevándote la tarde contigo?
¿Es que no quieres encontrarte con la luna?
Tenue resplandor
agonía opresiva
la tarde se extinguió,
sin darnos cuenta.


Encuentros

Los encuentros fugaces ocultos,
las noches en vela,
esperando el momento
de tu piel en mi piel,
las horas van pasando
y tu boca no llega
mis manos se entrelazan
y estallo de placer.



Idas y vueltas

Siempre me estoy yendo
pero esta vez creo,
que todavía no me voy
porque te he visto
y he visto el cielo.


Sonríe

Sonríeme amor
de tu sonrisa depende mi alegría
mi corazón adormecido
despierta cuando tu boca
hace que lluevan flores a mi alrededor
Sonríeme vida mía.


Pensamiento

Recorro el sendero,
las piedras se bañan
en el mar de mis lágrimas
me refugio a la sombra
de la nube curiosa
me despeina el sonido del viento
la tarde cae lenta sobre el universo
como lentos son mis pensamientos.



Hombre niño

Jangadas cargadas
de yerba y de trigo,
recorren las aguas
de aquél bravo río,
colores brumosos
naranjas, dorados
traen gratos recuerdos
ya casi olvidados
versos y poemas
amores, canciones
las aguas del río
reflejan colores.
Río nostalgioso
río de recuerdos
río de guitarras
que lloran amores,
amores del alma.
Recuerdos, canciones
abuelas y madres,
recuerdos y amores
de un hombre que lleva
un niño guardado
con luz en los ojos
el amor en el alma.


Una vez

Érase una vez,
una primavera
una playa tibia
con arena rubia
una noche blanca
un mar muy oscuro
una luna llena,
dos cuerpos desnudos.






Te miré

Te miré y quedé navegando
en el mar de tus ojos.
A la deriva de todo lo que
aquello implicaba
y anclé mi velero…
pero en tu boca.


Lejanos momentos

Cuando te recuerdo
el invierno de mi alma
se convierte en primavera
se ilumina mi ser
veo tu rostro sonriéndome
me transporto a aquellos lugares
que recorrimos
pero tú no estás
ya no estamos juntos
¿Qué nuevos senderos
recorren tus pasos?
¿En qué lejana tierra
sembrarás tus besos?
¿Quién cosechará la siembra
de lo que un día fue mío?
¿Quién recogerá los besos
que de tus labios cayeron?


Dulce Sueño

A vos y a mí ya no nos queda nada
Solo un recuerdo de algo que paso
Hoy nuestras vidas se alejan para siempre
Rumbo a otro puerto a otro corazón
Todo fue en vano ya no nos queda nada
Solo fue un sueño que un día nos unió
Un dulce sueño de caricias y besos

El dulce sueño de aquel primer amor.

El Tigre Rasedo.

Buenos Aires, año 1918.

            -¿Qué hora es? Dijo refregándose la cara, con el pelo revuelto, mareado y medio enclenque. Se dio vuelta y abandonó la cama. Al querer prender un cigarrillo, tiró la botella vacía que en la mesa de luz descansaba. La caña y otras hierbas habían hecho estragos. De reojo miró a la percanta que plácidamente descansaba. ¡Levantate che! (grito) –Tenes que ir a laburar. La joven se levantó de un salto y vistiéndose rápidamente, salió del conventillo.
-El malevo es muy malo, el mismísimo demonio (le dijo el gringo que temprano en el patio ya mateaba). La muchacha sin decir nada, se fue rapidito hacia la fábrica.
            La fama de guapo de este hombre, recorría la Boca y otros barrios. Nadie se animaba a molestarlo. Se tejían leyendas que aumentaban su fama de cruel y sanguinario, se decía que nadie manejaba el cuchillo con tanta destreza. Su pinta de compadrito lo pintaba de cuerpo entero. El pelo lacio, renegrido y brillosamente engominado. El sombrero descansándole en la cara. De mirada siniestra y en la boca una sonrisa irónica. Con la brasa del cigarrillo casi quemándole los labios. Usaba la camisa arremangada, el pañuelo blanco anudado en el cuello y los tiradores sueltos sobre el pantalón. En cuanta trifulca había, él estaba. Se ufanaba de sus bravuconadas. Mientras la sangre corría como un rio el “Malevo Rasedo” disfrutaba.
            La muchacha comenzó a llegar más tarde. El guapo despacito, tomándose un mate, le preguntaba: ¿Qué pasa, porque llegas tarde? Ella no contestaba. Y mirándola de arriba abajo le decía: - Está bien, aquí no ha pasado nada.

            Un día la vio salir de la fábrica, de la mano de un pálido gringo. Se acercó rápidamente y de un salto ya estaba al lado. Sus pechos se juntaron, sacando su facón le gritó. ¡Traidora!. En el mismo momento se escuchó un disparo. Callo el guapo sobre el pavimento, con la camisa blanca ensangrentada. Cuentan que esa noche el conventillo se vistió de fiesta para celebrar. Porque un gringo sin historia ni leyenda, lo había madrugado  

La Metamorfosis de Eduardo

        Hacer que la vida sea luminosa y que los caminos que tenemos que recorrer exploten de felicidad es sumamente difícil. Por eso esta historia “es la vida”.
        Como todas las mañanas Eduardo fue el primero en levantarse, puso la pava para el mate y preparó tostadas con manteca. Cómo pasa el tiempo ya llevamos casi 5 años juntos. Creo que ese malhumor de los últimos días está pasando, quizás necesitamos unas vacaciones. 
        Me estoy bañando, el agua provoca en mí una sensación de alivio. Escucho que Eduardo me apura para el desayuno, pero todavía es temprano. Anoche no me contestó quién lo llamo tan tarde, cosas del trabajo tal vez.
        Bajo corriendo los quince escalones que me llevan a la cocina, qué linda está la casa, cuánta luz entra por la ventana. Cuánto sacrificio comprarla, cuando vuelva traeré flores para que todo esté más lindo. Eduardo lee el diario, una taza de café humeante al costado, él no toma mate, nunca se acostumbró. Qué buenmozo está y con esos bóxers es muy sexy. Ya estoy lista tomo unos mates y lo miro:
-Dale nene, que se hace tarde- me mira y responde – ¿Me puedo quedar un ratito más? Tengo fiaca. ¿No te enojás? ¿Te parece si nos encontramos a las cuatro?- Cómo decirle que no, si es tan lindo, nos besamos y salí de la casa plena de felicidad.
   -A las cuatro, cariño- me dijo, me di vuelta –A las cuatro- contesté –Que tengas un lindo día-. 
         Está un poco fresca la mañana, me pongo el saco que llevo en el brazo, me cuelgo la cartera, respiro profundamente y me dirijo al auto. -¿Dónde están las llaves?- siempre se van al fondo, cuando las busco no las encuentro. -¡Ah sí! Aquí están-. Arranco el auto, hoy voy a escuchar música, los noticieros te comen la cabeza. Creo que las cosas entre nosotros están encontrando un equilibrio, este último tiempo no ha sido muy fácil la convivencia, nos amamos. Lo vamos a superar.
        No tengo que olvidarme de ir a la verdulería, retirar la ropa del lavadero, ¡pagar los impuestos. -¡Uh! A que me olvidé las boletas, no lo puedo creer, ¡y el cheque! Qué despiste, tengo que volver el cheque tiene vencimiento. Mierda, qué  bronca, menos mal que estoy con tiempo, voy a dar la vuelta por la avenida, y vuelvo a casa. Menos mal que el tránsito está despejado. Al llegar veo que el auto del amigo de Eduardo está en la puerta de casa:
 -Qué raro- me bajo, y veo que dentro del auto no hay nadie, qué tipo raro éste, siempre lo invito a pasar y no acepta, se anuncia tocando bocina y despertando a todo el mundo. Quizás Eduardo dormía y está esperando que se duche, pobre, él que quería descansar. Maldita llave, siempre lo mismo. Bueno, aquí están. Pero este hombre está loco, cerró por dentro y dejó las llaves puestas, voy a tener que entrar por el garaje.
        Marcos nunca me cayó bien, lo conocí en aquella reunión en casa de la prima de Eduardo. Recuerdo que me miró mal, y si no le digo soy la  “mujer” de Eduardo, no se daba por enterado. Mi marido dijo que fue de mal gusto presentarme así, pero como la relación nuestra estaba maso maso, todo quedó así. Qué oscura está la cocina, cuando me fui las ventanas estaban abiertas, menos mal que el garaje y la cocina se comunican, recorro la planta baja y no veo a nadie. Miro hacia al piso de arriba donde están las habitaciones y un malestar recorre mi cuerpo. –Tengo fiaca- dijo -¿No te enojás si me quedo un ratito?-. Un sabor amargo llega a mi garganta, pero estoy loca, ¿qué me pasa?
        Subo lentamente los quince escalones que esta mañana bajé corriendo como una colegiala. Escucho voces, vienen de nuestro cuarto, también risas. Mi mente es un torbellino, el llamado de anoche  a deshora. No dijo quién llamó, ¡Por Dios! ¿Qué estoy pensando?; no, Eduardo no, no sería capaz. Tengo miedo, ¿Por qué decidí volver a casa? Yo estaba feliz, no debí hacerlo. Lo que sea que esté pasando allí tengo que saberlo, mi subconsciente me está jugando una mala pasada, me estoy comportando como una exagerada.
         Yo volví por los impuestos, todo es tan confuso, esto no es normal, Marcos tendría que estar en el auto esperándolo, no aquí, en nuestro dormitorio, pienso: -Me quedo otro ratito- dijo, ¡No! ¡No!. Estoy furiosa, tengo que saber qué está haciendo este hombre.
   “Mi mejor amigo” dijo Eduardo cuando lo presentó después de que yo le digiera “Soy la mujer de”. Cuánta información viene a mi mente. Tengo mi mano en el picaporte, la puerta se abre lentamente, me muerdo los labios, respiro profundamente. Creo que hasta me estoy sintiendo culpable por lo que estoy haciendo, pero ya no, de esto no hay retorno.
         Es imposible que esto sea real, el corazón se me sale del pecho.
-¡Eduardo! ¿Qué significa esto?- Mi voz ni se escucha, ellos fundidos en su pasión, sus cuerpos desnudos, sudados, ardientes; sus bocas unidas en un beso de amor. Tengo ganas de vomitar. Estoy sin aliento.
   Eduardo se aparta de Marcos, salta de la cama, trata de acercarse, estira las manos, para agarrar las mías. Yo abro los ojos cuando oigo que dice:
-Por favor, escúchame, déjame explicarte- Lo empujo, cae sobre la cama, vuelve a erguirse y me mira con profundo dolor. El olor de su cuerpo me repugna, lo único que pude decir antes de salir corriendo fue:
-Debí haberte llamado antes de regresar-.
-¡No, Ana, no!- Escuché detrás de mí –No me dejes, por favor, no me dejes-, el dolor se reflejaba en su cara. Eso fue lo último que escuche de Eduardo. Todo fue tan confuso.
   La tarde está fría, cruzo la plaza, siempre es igual, cuándo el reloj de la iglesia da las cuatro, escucho su voz que me dice –Hasta las cuatro, cariño-. Cuántas cosas pueden pasar en un mínimo de tiempo. O quizás ¿Cuánto tiempo le llevo Eduardo ser el amante de Marcos? Esto es la vida, y como ella es el aeropuerto de nuestras sensaciones, debemos aprender a volar nuestros propios avioncitos.