sábado, 17 de noviembre de 2012

Previa de un día muy especial


                      
                  Ya la luz del sol comenzaba a filtrarse por la celosía de la ventana ,los vidrios estaban abiertos ,una suave brisa inundaba el ambiente ,trayendo con sigo el aroma inconfundible de los tilos de la vereda ,perfumando la casa toda ,ese aire reconfortaba ,la noche fue muy calurosa ,el día con ese cielo tan celeste y sin una nube pintaba que el calor se aria sentir con todo ,el sol ,ya en lo alto ,lanzaba rayos abrazadores .Tomamos unos mates bien espumosos con algún buñuelito y comenzamos las tareas de la casa ,era un día muy especial ,al baldear la vereda que era tan amplia ,se disfrutaba el agua que salpicaba los pies ,la chapoteaba como si fuera una niña ,luego aseamos los dormitorios el comedor y así toda la casa ,cuando llegamos al fondo ,donde estaba la parrilla ,el piso estaba mojado ,bien barrido y confortable , la parra y la glicina ,cubrían todo el espacio ,era un lugar muy agradable ,el abuelo se esmeraba en buscar alguna ramita o restos de algún cajón que por allí había  encontrado ,las manos ennegrecidas ,sucias por el carbón que trataba de acomodar ,uno sobre otro ,para así poder esconder un rollito de papel debajo de las ramitas ,mas al fondo el limonero ,imponente ,luciendo sus bellos frutos ,el gallinero , la planta de nogal ,tan alta , daba la impresión que sus  ramas eran brazos que querían tocar el cielo ,las hileras de tomates ,lechuga s y otras hierbas ,se refrescaban desde temprano para que el fuerte sol no las quemara .La ropa recién lavada flameaba en el cordel ,como saludando a los pájaros que por allí revoloteaban ,la ronda de mate se fue agrandando  los buñuelos desaparecieron ,habían llegado los primos , ese fue un momento justo ,especial ,de esos ,de los que uno no quisiera olvidarse nunca La pucha que fue un momento tan especial ,ellos lo trajeron ,uno dijo dame la sal ,el otro dijo ¿hicieron el chimichurri ',al mirarlo daba impresión ,no sé qué cosa rara me vino a la cabeza.
El fuego estaba encendido, las brazas chispeantes ardían locamente y el estaba allí, tan pálido, ¡Tan no se qué!
El pobre fue a parar a la parrilla, despacito va a llevar por lo menos siete horas. El mate seguía pasando de mano en mano, alguien preguntó ¿Y el hielo? Ya lo fueron a buscar dijo el abuelo, la heladera no da abasto, el matambre la ensalada rusa, vitel tone, tomate rellenos, comida para un regimiento. Al rato empecé a sentir un aroma delicioso, el precioso lechoncito tan blanquito e indefenso, comenzó a tomar color marroncito, doradito, muy crujiente, apetitoso estaba para un cuadrito.
Y así fue que muy felices y en familia vivíamos la previa de las fiestas navideñas. 

miércoles, 14 de noviembre de 2012

El patio de mi casa.


     Estoy en la cocina,  preparando unos mates,  puse pan en el horno para hacerme unas tostadas. Tomé los lentes y mi cuaderno de tapas azules, los llevé hasta la  mesa donde todos los días desayuno. Me senté cómodamente esperando que el olorcito a pan  me  avise  que ya están listas.
Cierro los ojos y comienzo a ver cómo pasan por mi mente recuerdos de otros tiempos, lugares y momentos. Desfiles de rostros y hechos que ya no recordaba. ¿Qué es realmente lo que estoy buscando dentro de mí? las tostadas están listas, las retiro ya vuelvo a sentarme, “recuerdos”, “recuerdos” ¿cuál es el que estoy buscando? la tostada cruje en mi boca, el aroma del pan quemadito y el dulce de la mermelada me trasporta a la niñez. Mi mamá las preparaba para cuando llegáramos de la escuela, untaditas con manteca y dulce de leche. Mi mente es un torbellino de sabores y olorcitos. El patio de la casa, la taza de café con leche, ¡¡el patio de mi casa!! ahí está. Ese es el recuerdo, el patio de mi casa, esa casa donde todos crecimos, donde todos pudimos estar juntos ¡¡ que bellos recuerdos!! .
Veo la extensa galería cubierta por la añeja parra de troncos gruesos que se entrelazaban formando un sinfín de brazos que querían llegar al cielo. Las glicinas con sus flores en ramilletes, celestes y rosas envolvían el lugar con su perfume. Un poco más atrás se encontraban las madreselvas. Al fondo estaba  la quinta donde podíamos encontrar toda clase de verduras y frutas: naranjas, mandarinas, quinotos , limones, hasta una planta de lima ; mezcla de limón y naranja; las ciruelas eran rojas y blancas , dulces y sabrosas. Pero lo que nunca olvidé fue el árbol de jazmines que se encontraba al llegar al patio. Esa planta tenía más de treinta años. Sus flores eran tan grandes que parecían una magnolia. Nunca volví a ver jazmines así  J.
    La galería tenía piso de ladrillos rojos que mi mamá baldeaba todas las mañanas. Bajando unos escalones el piso era de tierra. Cuando tomábamos la leche se acercaban las gallinas a comer las miguitas que les tirábamos. Recuerdo a una que la llamábamos Clota, la gallina colorada, preciosa, siempre rodeada de pollitos. Yo  tiraba migas mojadas en leche y le decía: - una para clota, otra para mí -. ¿¡Cómo puede ser que no recordaba esas cosas tan lindas?! Quizá porque era muy pequeña, en esa casa solo vivimos diez años.
    Al fondo de todo había un cañaveral, las cañas eran para los tomates. Cuando las cortaban quedaban espacios abiertos. Con mis hermanos los convertíamos e casitas. Pasábamos horas jugando allí. ¡¡ Qué tiempos tan bellos!!
  Ya nada es igual. Algunos partieron a un viaje sin retorno, otros no sé. ¿qué será de ellos, no nos buscamos no hay tiempo para eso ¿no tenemos?, o ¿no queremos? Egoísmo, orgullo, rencor, odios. Son palabras tan crueles que amargan la boca, el ardor del estómago llega a la garganta quemando el alma. – bueno, en fin -. Yo buscaba algo en mi mente para recordar, quizá la escusa para esto fue el patio de mi casa y unas ricas tostadas…