Los sentimientos aparecen lujuriosamente, en día domingo.
Enfrentando mis miedos. Miedos atrevidos, sensibles, sin olvido, que en el
andar se revuelcan en sábanas que saben de amor en todos sus colores.
No quiero equivocarme, ni arruinar lo bello que por un
camino incierto, pero elegido, respira aromas de felicidad. Me acompaño con el
mate.
Afuera el sol brilla, los chicos corren gritando detrás
de una pelota. El vecino, escucha música y el sonido traspasa las paredes. La familia
reunida para comer, hablan sin entenderse. Es domingo, lujurioso bochinche que
me sofoca, día interminable como siempre. Fiel y silencioso, el mate me sigue acompañando.
“En el
cerúleo de este cielo sin fronteras,
descansa
mi mirada.
Bien puede
ser el mar y es firmamento,
donde
las golondrinas con sus alas desplegadas
semejan
a los botes que van llegando a puerto.
Retornan
por la tarde repletos de alimentos.
Podría
ser el mar………
……… y es
firmamento.”
La poesía me acompaña, me invita a pasar este domingo. La
tarde va cayendo, pronto este día se irá y seré libre.
La lujuria pasará a ser paz, por seis días. No tolero el
domingo. La vida es extraña y la soledad es lujuriosamente hermosa.
Mate,
amigo, descansemos hasta la próxima poesía.