Marta, Cora y yo, negri para ellas. Tres amigas
incondicionales vivíamos en el mismo barrio, íbamos al mismo colegio y teníamos
los mismos conocidos. Las tres mosqueteras, como solíamos llamarnos cuando éramos
chicas.
Una vez por mes nos juntamos a comer en casa de cada una, Marta casada con dos hijos y tres nietos, Cora todavía sueña con su príncipe azul aquel que un día partió sin decirle nada, yo soy viuda con dos hijos y tres nietos deliciosos, al igual que los de Marta porque sino lo digo, al leer esto me mata.
Negra dijo Cora, si respondí ¿todavía tenes fotos de cuando éramos jóvenes? Por supuesto, respondí, eso no se tira que lo hagan los que quedan, rompimos en risas. Ya vengo dije, fui al armario y regrese con la caja de los recuerdos, como yo la llamo, a ver que tenemos aquí nos abalanzamos sobre las fotos entre risas y comentarios, ¡oh mira esto! Dijo Marta ¿Quién está aquí? Se acuerdan de doña Juana? La que barría la vereda desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche, ¡no lo puedo creer! Sabía la vida de todo el mundo, siempre con el batón azul, las zapatillas en chancleta y la escoba en la mano ¡que aparato!
Entre nostalgias, risas y recuerdos apareció esa “la foto”, estábamos las tres con nuestros novios ¡miren esto! Dije, que lindo, que jóvenes éramos, que delgadas ¿y los peinados? ¡Qué bueno! Yo con pelo largo y rodete, mira Carlos que buen mozo dijo Marta, con pelo, bueno no te quejes Marta lo tenes que no es poco. A Cora se le llenaron los ojos de lágrimas y dijo ¿Qué será de él? Bueno chicas no nos pongamos así dije, es lo que nos toco en suerte y chau.
se dieron cuenta cuantos cambios tuvimos que pasar estas fotos son en blanco y negro, no teníamos teléfono, ni televisor, mucho menos computadora, creo que fuimos medias bolu… ¿no? Si nuestros viejos nos escucharan se vuelven a morir. Es cierto, dijo Cora, si hasta la manera de hablar cambiamos. y bueno! Es lo que hay. Se hizo un silencio… Corita sacándose los anteojos lentamente dijo en un tono ceremonial ¿Vieron pendejas? estamos iguales, con mas kilos, mas arrugas, no vemos un carajo, somos viejas… ¡pero estamos juntas! En ese momento la emoción nos desbordo, bueno locas dije saquemos todo esto de acá y vayamos a darle al postre, que esta delicioso.
Se hizo la tarde Carlos vino por Marta, Corita se fue en su auto y me quede sola, fui al cuarto tome la “la foto” la bese y dije… vos también estas igual en mi corazón… te amo.
Una vez por mes nos juntamos a comer en casa de cada una, Marta casada con dos hijos y tres nietos, Cora todavía sueña con su príncipe azul aquel que un día partió sin decirle nada, yo soy viuda con dos hijos y tres nietos deliciosos, al igual que los de Marta porque sino lo digo, al leer esto me mata.
Negra dijo Cora, si respondí ¿todavía tenes fotos de cuando éramos jóvenes? Por supuesto, respondí, eso no se tira que lo hagan los que quedan, rompimos en risas. Ya vengo dije, fui al armario y regrese con la caja de los recuerdos, como yo la llamo, a ver que tenemos aquí nos abalanzamos sobre las fotos entre risas y comentarios, ¡oh mira esto! Dijo Marta ¿Quién está aquí? Se acuerdan de doña Juana? La que barría la vereda desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche, ¡no lo puedo creer! Sabía la vida de todo el mundo, siempre con el batón azul, las zapatillas en chancleta y la escoba en la mano ¡que aparato!
Entre nostalgias, risas y recuerdos apareció esa “la foto”, estábamos las tres con nuestros novios ¡miren esto! Dije, que lindo, que jóvenes éramos, que delgadas ¿y los peinados? ¡Qué bueno! Yo con pelo largo y rodete, mira Carlos que buen mozo dijo Marta, con pelo, bueno no te quejes Marta lo tenes que no es poco. A Cora se le llenaron los ojos de lágrimas y dijo ¿Qué será de él? Bueno chicas no nos pongamos así dije, es lo que nos toco en suerte y chau.
se dieron cuenta cuantos cambios tuvimos que pasar estas fotos son en blanco y negro, no teníamos teléfono, ni televisor, mucho menos computadora, creo que fuimos medias bolu… ¿no? Si nuestros viejos nos escucharan se vuelven a morir. Es cierto, dijo Cora, si hasta la manera de hablar cambiamos. y bueno! Es lo que hay. Se hizo un silencio… Corita sacándose los anteojos lentamente dijo en un tono ceremonial ¿Vieron pendejas? estamos iguales, con mas kilos, mas arrugas, no vemos un carajo, somos viejas… ¡pero estamos juntas! En ese momento la emoción nos desbordo, bueno locas dije saquemos todo esto de acá y vayamos a darle al postre, que esta delicioso.
Se hizo la tarde Carlos vino por Marta, Corita se fue en su auto y me quede sola, fui al cuarto tome la “la foto” la bese y dije… vos también estas igual en mi corazón… te amo.