martes, 28 de junio de 2016

Vendemiaire.


Las hojas caídas se arremolinan.
En su danza ondulante, el viento las arroja lejos.
Una alfombra dorada con destellos rojos,
forma senderos multicolores.

El árbol que otrora luciera majestuoso,
albergando vida con nidos de gorriones,
va quedando desnudo, al ritmo del otoño,
que avanza con su helada brisa.

Cuantas hojas secas
como seca está mi alma,
que quedó deambulando
por senderos inciertos, acumulando colores de hojarascas.

Mis pasos dejan huellas sobre la vereda.
Marcado así el camino que me lleva al invierno

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